DIOS EN DIÁLOGO
La novedad de la revelación bíblica consiste
en que Dios se da a conocer en el diálogo que desea tener con nosotros. La
Constitución dogmática Dei Verbum había expresado esta realidad reconociendo
que «Dios invisible, movido de amor, habla a los hombres como amigos, trata con
ellos para invitarlos y recibirlos en su compañía». Sin embargo, para
comprender en su profundidad el mensaje del Prólogo de san Juan no podemos
quedarnos en la constatación de que Dios se nos comunica amorosamente. En
realidad, el Verbo de Dios, por quien «se hizo todo» (Jn1,3) y que se «hizo
carne» (Jn1,14), es el mismo que existía «in principio» (Jn1,1). Aunque se
puede advertir aquí una alusión al comienzo del libro del Génesis (cf. Gn 1,1),
en realidad nos encontramos ante un principio de carácter absoluto en el que se
nos narra la vida íntima de Dios. El Prólogo de Juan nos sitúa ante el hecho de
que el Logos existe realmente desde siempre y que, desde siempre, él mismo es
Dios. Así pues, no ha habido nunca en Dios un tiempo en el que no existiera el
Logos. El Verbo ya existía antes de la creación. Por tanto, en el corazón de la
vida divina está la comunión, el don absoluto. «Dios es amor» (1 Jn 4,16), dice
el mismo Apóstol en otro lugar, indicando «la imagen cristiana de Dios y
también la consiguiente imagen del hombre y de su camino». Dios se nos da a
conocer como misterio de amor infinito en el que el Padre expresa desde la
eternidad su Palabra en el Espíritu Santo. Por eso, el Verbo, que desde el
principio está junto a Dios y es Dios, nos revela al mismo Dios en el diálogo
de amor de las Personas divinas y nos invita a participar en él. Así pues,
creados a imagen y semejanza de Dios amor, sólo podemos comprendernos a
nosotros mismos en la acogida del Verbo y en la docilidad a la obra del
Espíritu Santo. El enigma de la condición humana se esclarece definitivamente a
la luz de la revelación realizada por el Verbo divino
De
Verbum Domini 6
http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/apost_exhortations/documents/hf_ben-xvi_exh_20100930_verbum-domini.html
HISTORIAL DE DOCUMENTOS DEL MAGISTERIO SOBRE LA DIVINA REVELACIÓN
1965 CONCILIO VATICANO II ---- DEI VERBUM-- SOBRE LA DIVINA REVELACIÓN- 2
“
Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a Sí mismo y dar a conocer el misterio
de su voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo
encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de
la naturaleza divina. En consecuencia, por esta revelación, Dios invisible
habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor y mora con ellos, para
invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía”
http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651118_dei-verbum_sp.html
http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651118_dei-verbum_sp.html
1971 DIRECTORIO GENERAL PARA LA CATEQUESIS –40
“ Dios
se reveló progresivamente a los hombres, por medio de los profetas y de los
acontecimientos salvíficos, hasta que culminó su revelación enviando a su
propio Hijo”
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cclergy/documents/rc_con_ccatheduc_doc_17041998_directory-for-catechesis_sp.html
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cclergy/documents/rc_con_ccatheduc_doc_17041998_directory-for-catechesis_sp.html
1975 EXHORTACIÓN CATEQUÉTICA EVANGELII NUNTIANDI- 8-9
El anuncio del
Reino de Dios. Cristo, en cuanto evangelizador, anuncia ante todo un reino, el reino
de Dios, tan importante que, en relación a él, todo se convierte en "lo
demás", que es dado por añadidura. Solamente el reino es pues absoluto y todo
el resto es relativo. El Señor se complacerá en describir de muy diversas
maneras la dicha de pertenecer a ese reino, una dicha paradójica hecha de cosas
que el mundo rechaza, las exigencias del reino y su carta magna, los heraldos
del reino, los misterios del mismo, sus hijos, la vigilancia y fidelidad
requeridas a quien espera su
llegada definitiva.El anuncio de la salvación liberadora. Como núcleo y centro de su
Buena Nueva, Jesús anuncia la salvación, ese gran don de Dios que es liberación
de todo lo que oprime al hombre, pero que es sobre todo liberación del pecado y
del maligno, dentro de la alegría de conocer a Dios y de ser conocido por El,
de verlo, de entregarse a El.
Todo esto tiene su arranque durante la vida
de Cristo, y se logra de manea definitiva por su muerte y resurrección; pero debe
ser continuado pacientemente a través de la historia hasta ser plenamente
realizado el día de la venida final del mismo Cristo, cosa que nadie sabe
cuándo tendrá lugar, a excepción del Padre
http://w2.vatican.va/content/paul-vi/es/apost_exhortations/documents/hf_p-vi_exh_19751208_evangelii-nuntiandi.html
http://w2.vatican.va/content/paul-vi/es/apost_exhortations/documents/hf_p-vi_exh_19751208_evangelii-nuntiandi.html
1979 CATECHESI TRADENDAE
“…el fin
definitivo de la catequesis es poner a uno no sólo en contacto sino en
comunión, en intimidad con Jesucristo: sólo Él puede conducirnos al amor del
Padre en el Espíritu y hacernos partícipes de la vida de la Santísima
Trinidad.”
http://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_16101979_catechesi-tradendae.html
http://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_16101979_catechesi-tradendae.html
1997 CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA 1
“ Dios, infinitamente perfecto y
bienaventurado en sí mismo, en un designio de pura bondad ha creado libremente
al hombre para hacerle partícipe de su vida bienaventurada. Por eso, en todo
tiempo y en todo lugar, se hace cercano del hombre: le llama y le ayuda a
buscarle, a conocerle y a amarle con todas sus fuerzas. Convoca a todos los
hombres, que el pecado dispersó, a la unidad de su familia, la Iglesia. Para
lograrlo, llegada la plenitud de los tiempos, envió a su Hijo como Redentor y
Salvador. En Él y por Él, llama a los hombres a ser, en el Espíritu Santo, sus
hijos de adopción, y por tanto los herederos de su vida bienaventurada.”
http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html
http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html
2007 SPE SALVI
“El cristianismo no traía un mensaje socio-revolucionario
como el de Espartaco que, con luchas cruentas, fracasó. Jesús no era Espartaco,
no era un combatiente por una liberación política como Barrabás o Bar-Kokebá.
Lo que Jesús había traído, habiendo muerto Él mismo en la cruz, era algo
totalmente diverso: el encuentro con el Señor de todos los señores, el
encuentro con el Dios vivo y, así, el encuentro con una esperanza más fuerte
que los sufrimientos de la esclavitud, y que por ello transformaba desde dentro
la vida y el mundo.”
http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20071130_spe-salvi.html
http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20071130_spe-salvi.html
2008 SINODO DE LOS OBISPOS. LA PALABRA DE DIOS EN
LA VIDA Y EN LA MISIÓN DE LA IGLESIA
“Aún cuando la Sagrada Escritura sea inspirada en todas sus partes, la inerrancia se refiere sólo a «la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para salvación nuestra» (DV 11)”
2010 EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POST SINODAL VERBUM DOMINI
“La
Palabra de Dios nunca está presente en la simple literalidad del texto……..
“Sigue siendo para nosotros una guía segura
lo que decía Hugo de San Víctor: «Toda la divina Escritura es un solo libro y
este libro es Cristo, porque toda la Escritura habla de Cristo y se cumple en
Cristo»
2013 EVANGELII GAUDIUM
“En todos los bautizados, desde el primero
hasta el último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a
evangelizar. El Pueblo de Dios es santo por esta unción que lo
hace infalible «in credendo». Esto significa que cuando cree no se
equivoca, aunque no encuentre palabras para explicar su fe. El Espíritu lo guía
en la verdad y lo conduce a la salvación. Como parte de
su misterio de amor hacia la humanidad, Dios dota a la totalidad de los fieles
de un instinto de la fe —el sensus fidei— que los ayuda a
discernir lo que viene realmente de Dios. La presencia del Espíritu otorga a
los cristianos una cierta connaturalidad con las realidades divinas y una sabiduría
que los permite captarlas intuitivamente, aunque no tengan el instrumental
adecuado para expresarlas con precisión.”
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